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3.3. Flujos migratorios:

 

   Ha sido imposible recabar datos referidos a altas y bajas entre 1981 y 1999 susceptibles de ser tratados para determinar los flujos migratorios del periodo completo. El problema es la dispersión de los documentos donde constan estos movimientos del padrón. Sin embargo los datos relativos al quinquenio 1982-1986 son fiables, así como los del cuatrienio 1996-1999, ya que fue en 1996 cuando se modificó la normativa padronal para instaurar un nuevo sistema de gestión continua e informatizada de los padrones municipales de todo el estado. En cualquier caso los escasos datos disponibles (Anexo: tablas y gráficos: 5A y 5D) pueden servirnos para detectar tendencias al principio y al final del periodo de estudio.

 

   Entre 1982 y 1986 el saldo migratorio es positivo en 351 personas, cifra que adquiere su verdadera dimensión al compararla con el crecimiento demográfico que ha habido en el periodo intercensal 1981-1986, en total 470 personas, pero teniendo en cuenta que existe un desfase de nueve meses entre el quinquenio al que se refiere el saldo migratorio desde 1/1/82 a 31/12/86 y el intercensos desde 1/4/81 a 31/3/86. En los últimos cuatro años el saldo positivo ha sido de 306 personas en tanto que el crecimiento demográfico para tres meses menos, entre 1/4/96 y 31/12/99, ha sido de 445 personas. Si ponderamos los saldos migratorios con el tiempo en que se producen, la relación es ligeramente superior en el segundo periodo, 76,5/año frente a 70,2/año; y si lo hacemos con el crecimiento demográfico la diferencia es considerablemente superior, 118,66/año por 92/año en el primer periodo, de lo que se deduce un mayor crecimiento vegetativo entre 1996 y 1999 que indudablemente está en consonancia con los cambios estructurales producidos por una inmigración centrada en parejas de adultos jóvenes, máxime si sabemos que las tasas de fecundidad son menores actualmente que hace catorce o dieciocho años.

 

   En relación con los lugares de origen y de destino de los migrantes es la ciudad de Valencia la que destaca muy por encima de los demás como procedencia de los llegados a El Puig en los dos ámbitos temporales. Por el contrario es la comarca de l'Horta Nord el principal destino de los que abandonan el municipio seguida a corta distancia por Valencia. Los flujos con el resto del estado aportan alrededor de un 15 % al saldo positivo de ambos periodos, mientras que la participación neta de los flujos con el extranjero pasa de un 2 % a un 17 %.

 

   La relación migratoria de El Puig con su comarca y con la ciudad de Valencia merece un análisis más pormenorizado, tanto por su intensidad como por sus resultados. Valencia aumenta su cuota de participación en el saldo global de un 54 % (189 personas) en el primer periodo al 67 % (205 personas) en el segundo. L'Horta Nord en cambio pasa de ceder (56 personas) a absorber población de El Puig (33 personas). En una descomposición cronológica podremos ver las diferencias de esta doble relación. 1982 y 1983 son años en los que el crecimiento por inmigración es débil debido principalmente a las salidas hacia l'Horta mientras que el saldo con Valencia decrece notablemente de un año a otro. 1984 es un año excepcional, no sólo por los aportes netos desde l'Horta y Valencia, también desde el resto de la provincia y del estado. 1985 y 1986 son años favorables aunque el saldo con Valencia experimenta un retroceso considerable. En el periodo entre 1996 y 1999 las diferencias entre las dos relaciones migratorias son mucho más evidentes, así la mantenida con la comarca es netamente negativa y todo lo contrario ocurre con la capital.

 

Sin extendernos más en el comentario de tablas y gráficos podemos atisbar en correspondencia con los fenómenos que recientemente han afectado a los espacios periurbanos las causas de la atracción demográfica: descentralización de actividades urbanas, deslocalización residencial, etc., pero esto no sirve para explicar la cronología del crecimiento demográfico ni las diferencias en los flujos migratorios con los dos ámbitos geográficos más próximos a El Puig, para ello es necesario recurrir a las peculiaridades del desarrollo urbanístico de este municipio. En los dos primeros años del primer periodo se consolida el barrio de La Ecológica y se construye la primera fase del barrio de La Ladera, ello ocasiona una oferta residencial de viviendas unifamiliares adosadas de cierta calidad, sobre todo en el primero de los barrios. En los tres años restantes del quinquenio 1982-1986 se construye una segunda fase en el barrio de La Ladera y comienza el desarrollo del barrio Residencial Baja con edificios de vivienda colectiva más asequibles. En el segundo periodo, 1996-1999 se está en vías de consolidación del barrio Ciudad Jardín constituido mayoritariamente por viviendas unifamiliares aisladas en parcelas individuales y sólo en el último año empiezan a ofertarse viviendas adosadas en el nuevo barrio de La Estación donde también se construirán dos edificios de viviendas colectivas. Lógicamente la oferta de viviendas y los saldos migratorios globales han tenido una evolución paralela, pero en el caso específico de los flujos con l'Horta Nord  el elemento determinante del signo de éstos ha sido el tipo de vivienda ofertada y por tanto el precio de la vivienda, el cual ha sido un factor de expulsión de población autóctona y de selección inmigratoria según la capacidad económica de los llegados.

 

Si descomponemos los flujos en segmentos de edad (Anexo: tablas y gráficos: 5B y 5E), tanto para el primer periodo como para el segundo el grupo de edad más dinámico en los establecidos con l'Horta Nord es el que va de los 20 a los 29 años lo cual induce a pensar que la migración nupcial ha sido importante en las dos direcciones de flujo, además es el grupo que obtiene peores resultados, el que menos saldo positivo aporta en el primer periodo –con la excepción del de mayores de 60 años– y el más negativo en el segundo periodo. Por lo que respecta a los flujos con Valencia este grupo tiene un saldo positivo relativamente bajo en el periodo 1982-86 siendo el que más individuos aporta en las salidas. Los grupos que mejores saldos presentan son los que van de 30 a 49 años y de 0 a 19 años, sin lugar a dudas son, mayormente, familias consolidadas que han abandonado la ciudad. En el segundo periodo el grupo de 20 a 29 años se une a los de saldo más positivo mientras que los grupos más jóvenes, entre 0 y 19 años, pierden importancia en términos relativos y absolutos igualándose  con los de edad superior a 50 años, que experimentan un alza respecto del periodo inicial considerable, lo cual contribuye en parte al impulso del gran grupo de edad de viejos en este periodo final.

 

Sería mucho más fácil establecer las causas de la movilidad residencial atendiendo a los motivos que las provocan pero entre 1996 y 1999 a pesar de la informatización del padrón municipal el campo de los motivos sólo señala el residencial para todos los que han llegado o han abandonado el municipio. Entre 1982 y 1986 las fichas de altas y bajas sí recogen motivos diferenciados pero algunos de ellos pueden ser equívocos, unas veces por la ausencia de instrucciones a la hora de rellenar los impresos o bien porque éstos han sido cumplimentados por distintos funcionarios sin seguir un criterio común. Nada nos garantiza que el motivo residencia responda exclusivamente a un deseo expreso por vivir en El Puig, ni que en el motivo matrimonio no pueda estar subyacente el de la vivienda.

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   Estos tres motivos junto con el trabajo son los que más flujos han provocado hacia y desde El Puig entre 1982 y 1986 (fig. 3). La residencia es el que mayor resultado neto alcanza aunque no es el más señalado lo cual puede ser debido a que las nuevas tendencias migratorias de la periurbanización no han hecho sino empezar. La vivienda y el trabajo son los motivos más aludidos tanto de llegada como de salida lo cual se corresponde, por un lado, con una oferta de viviendas para un nivel adquisitivo medio-alto que atrae a unos y expulsa a otros; y por otro lado con la movilidad laboral de algunas empresas de El Puig como la cervecera, que en estos 20 años ha estado en manos de distintos grupos lo cual ha conllevado sucesivas reestructuraciones de plantilla. Igualmente ha sucedido con otras industrias agrarias que han diversificado su actividad en otras autonomías y, por supuesto, no podemos olvidar la difusión y relocalización en El Puig de actividades urbanas. Sin embargo hay que hacer constar que cuando se trata de familias el motivo trabajo cuenta para todos sus miembros, por lo que no podemos asociar directamente estos datos con la evolución del mercado laboral de El Puig. Por último, el motivo matrimonio es el único que tiene un resultado negativo.

 

 

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